TEXTO: MANUEL CONEJOS
VALENCIA. El escenario político valenciano se presenta muy agitado a un año vista de los comicios de 2007 y cada partido comienza a tomar posiciones para dejarlo todo atado antes de verano y comenzar en septiembre una agresiva y larga campaña. Esta premisa se cumple a rajatabla en los dos partidos mayoritarios. En las filas del PP confían en reeditar el triunfo por mayoría absoluta para lo que saben que han de alcanzar el 45% de los votos emitidos, ya que las estimaciones actuales podrían dar un 8% a la coalición EU-Bloc y cerca de un 37% para el PSPV. Movilizar el electorado es su objetivo, consciente de que no hay pactos posibles para dar más solidez a su proyecto. Además, la marca «PP nacional», si bien no resta de manera significativa, no es menos cierto que está muy por debajo de la «marca PP-CV» a la que los valencianos, según las encuestas, le brindan su apoyo mayoritario.
En este duro camino que resta a los populares hasta 2007 la plaza de Valencia se antoja clave para el resultado final. Rita Barberá ha tenido que variar su argumentario (que no su estrategia), ya que su adversaria pasa a ser Carmen Alborch, algo que le incomoda más que Rafa Rubio al que ya tenía «controlado». El reparto de los votos en la capital del Turia será vital para acceder a la presidencia de la Generalitat y Barberá, como sucede desde el año 1991, parte con ventaja.
La Copa América, el nuevo estadio del Valencia, las grandes citas deportivas, la nueva Fe, la mejora en parques, jardines y viales, la proyección internacional de la ciudad, el turismo, la seguridad y la integración de los inmigrantes serán referentes de la campaña de Barberá, quien pretende combatir a una Alborch cuyo perfil, a priori, es de menos cercanía a la ciudadanía.
En busca de los nuevos votantes
Los socialistas apuestan por la ex ministra conocedores de que deben recortar la ventaja de 90.000 votos que Barberá logró en 2003 (más del 51% de los votos) si quieren brindar a Joan Ignasi Pla la posibilidad de ser nuevo presidente de la Generalitat. El PSPV confía en los nuevos votantes que tendrá la ciudad para lograr ese objetivo.
Esa confianza también está motivada por lo que entienden que será una mayor «atención» de Ferraz hacia la Comunidad Valenciana. En ese punto, cabe destacar tres variantes. Por un lado, la dirección federal del PSOE podría no volcarse especialmente en la Comunidad si obtienen unos buenos resultados en Cataluña y siguen gobernando. En segundo término, las encuestas sobre intención de voto que realizarán después del verano determinarán si echan o no toda la carne en el asador. Y por último, la posibilidad de adelantar las generales a 2007 sería una decisión que Zapatero podría adoptar para que «arrastrara» voto en las municipales y especialmente en comunidades como la Valenciana.
Valencia será, además, juez del futuro de la presidencia de la Diputación. Con los partidos judiciales de Sueca, Requena y Onteniente como objetivos para ganar la corporación provincial, no obstante, la gran guerra por los votos la volverá a protagonizar Barberá.
En este tablero entra también en juego Unió de Progrés, de José María Chiquillo, que aspira a «recoger» el diputado provincial que Unión Valenciana consiguió en 2003. Sería un diputado vital del que el PP podría «disponer» para oponerse a la posibilidad de un tripartito al frente de la institución que preside Fernando Giner.
En Alicante los populares repetirán con Luis Díaz Alperi después de la carta blanca que Génova le ha otorgado a Camps para hacer las listas en la Comunidad. Rajoy y Acebes han sido claros al respecto. Lo apretado del resultado en 2003 hace prever nuevas incertidumbres con un PP algo errático y un PSPV descompuesto que aún no señala al candidato. Etelvina Andreu lleva cuerpos de ventaja pero no es segura.
En Castellón, Alberto Fabra tiene bastante más sencillo revalidar la mayoría absoluta que en 2003 logró su predecesor en el cargo, José Luis Gimeno, y para ello el control que Carlos Fabra sigue ejerciendo en la provincia (salvo sustos judiciales) puede resultar providencial. En la capital de La Plana los socialistas andan revueltos enfrascados en la designación de candidato donde Juan María Calles, ya se ha postulado en los últimos meses, pero podría haber una sorpresa a lo «Alborch».
A nivel autonómico la batalla política se perfila con tintes de alianza de izquierdas, aunque en Esquerra Unida hay sectores que miran con recelo el posible pacto con el Bloc porque consideran que deberían repartir demasiado su «poder» en las Cortes y se iniciaría un cierto proceso de «fagocitación» de su propuesta política.
El Bloc, el más beneficiado
El Bloc sólo obtendría ventajas, consciente de su gran solidez municipal pero también de su incapacidad para dar el salto al parlamento si no es de la mano de otro grupo. Si hay opciones de gobernar todo se dará por bien empleado y por ello el PSPV no se posiciona, sólo espera acontecimientos anunciando su convicción de poder ganar en solitario las elecciones sin condicionar su futuro.
El PP camina en solitario. El cisma en Unión Valenciana y la «negación» de Coalición Valenciana como una opción viable de pacto, dejan la mayoría absoluta como única salvación para evitar una derrota a la gallega.
En la órbita autonómica el PSPV va a apostar por criticar el urbanismo y los «desfases en grandes proyectos» del Gobierno de Camps, así como su «incapacidad» para cohesionar su partido y gobernar con solvencia para todos los valencianos. En la acera opuesta los populares van a destacar la «ilusión» por seguir desarrollando la Comunidad. Los grandes eventos, la buena marcha de la economía y el empleo, la protección medioambiental, las políticas sociales y los agravios del Gobierno de Zapatero en temas como la Copa América, el agua, o la financiación sanitaria, dibujarán el paisaje programático de los populares.
Font: ABC 19/06/06
19.6.06
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