24.9.06

Inicio de campaña y cambio de dimensión

MANUEL MUÑOZ

Pues se inició la semana con la virtual candidata socialista al Ayuntamiento de Valencia, Carmen Alborch, cavando en el desierto (es un decir) y ha continuado con la dura pugna entre socialistas y populares, entre el anuncio (por fin) de la moción de censura y presentaciones espectaculares, como la del incremento del 16% en los presupuestos de Sanidad y Educación de la Generalitat. Sin olvidar escaramuzas varias, como los reiterados ataques de toda la nómina popular a Ignasi Pla y las protestas del diputado Andrés Perelló y sus compañeros ante Radiotelevisió Valenciana o las infructuosas reclamaciones de papeles en el IVEX.

Pero no conviene olvidar lo que ocurre en las agitadas comarcas del sur, ya que el jueves el juez abrió diligencias contra el alcalde de Alicante, Luis Díaz Alperi, y dos concejales por el espinoso asunto del aparcamiento de la empresa de Enrique Ortiz. Y unos días antes había salido a la luz el truculento caso de los anónimos amenazantes con bala incluida contra él y la concejala de su cuerda Sonia Castedo, que sus adversarios zaplanistas interpretan por lo bajini como autorremitidos para obtener provecho político.

Con independencia de las amenazas, la batalla por las listas en el PP se da en las comarcas alicantinas, con el lanzamiento zaplanista del nombre de Macarena Montesinos como presión negociadora que, según todos los indicios, el presidente Francisco Camps está completamente decidido a ignorar.

En este convulso panorama político, el presunto pacto de izquierdas entre Esquerra Unida del País Valencià y el Bloc Nacionalista vive momentos de incertidumbre al no conformarse los nacionalistas con los dos puestos de supuesta salida sobre 10 que les reservan sus presuntos futuros socios.

No obstante la negociación parece estar centrada en estos momentos en pactar entre Esquerra Unida y el Bloc un candidato para el tercer puesto por Alicante que satisfaga a los de Enric Morera. El pacto está complicado pero sigo pensando que no es posible que no se cierre porque es mucho el interés que hay en todo el entorno social del nacionalismo y la izquierda valenciana en desplazar al PP tras 12 años en el poder.

Ese pacto sería el primer peldaño en la escalera política que podría conducir a la izquierda valenciana al poder, si es que los votos permiten la suma correspondiente.

A la vista de las conductas políticas, la sombra de ese Gobierno de pacto de izquierdas pesa sobre todos los actores del teatro político. Es, por ejemplo, muy significativo que Camps y los suyos hayan dejado de hablar del batiburrillo, término con el que descalifican la supuesta coalición de izquierdas, para dirigir sus puntos de mira hacia la cabeza política de Ignasi Pla.

El verdadero peligro para los populares es que los socialistas experimenten una dinámica ascendente importante, y parece previsible que la candidatura de la ex ministra de Cultura en Valencia puede contribuir a ello.

Además, Camps se encuentra rodeado de personas inmersas en investigaciones judiciales, los avances de las cuales van arrojando lentamente puntos a favor de los socialistas por lo que suponen de desprestigio al PP.

El que parece vivir en una distinta dimensión espaciotemporal es el presidente de la Diputación de Castelló, Carlos Fabra, pues las investigaciones sobre él, enmarañadas en los continuos cambios de jueces y fiscales, están como suspendidas en el vacío.

Font: Levante-EMV 24/09/06